Superando
al abogado
del
diablo
Entrevista
a Tom Kelley, Gerente General de IDEO
el resultado se trata del trabajo de un 
grupo, de varios colaboradores... Nosotros 
en gran medida no creemos en el genio 
“solitario.”
CEO Argentina conversó con Tom 
Kelley, un líder de la innovación que 
visitó nuestro país para participar 
como uno de los principales oradores 
en ExpoManagement. Tom Kelley 
es el gerente general de IDEO, 
la agencia de diseño reconocida 
mundialmente por ser responsable 
de iconos como el mouse de Apple, 
la cámara instantánea de Polaroid, 
la Palm V y otros tantos productos y 
servicios innovadores.
En IDEO Tom comparte el trabajo con 
su hermano David Kelley, fundador 
de la compañía. Tom ha estado a 
cargo de áreas clave como desarrollo 
de negocios, marketing y recursos 
humanos. Es autor de dos libros: 
The Art of Innovation, que ofrece 
un recorrido por “la escena detrás 
de la escena” de IDEO, y The Ten 
Faces of Innovation, que distingue 
diez roles o personajes clave en el 
proceso de innovación que, además, 
deben luchar contra los infaltables 
“abogados del diablo” que con 
frecuencia actúan como barrera 
temprana de la creatividad. 
Tom Kelley, con espontánea 
humildad, nos atendió desde su 
celular en los Estados Unidos y 
conversó con nosotros durante 
más de media hora, compartiendo 
parte de su experiencia y 
enseñanzas aprendidas a lo largo 
de su trayectoria en el mundo de la 
innovación.
PwC: En su libro The Ten Faces of 
Innovation usted habla de “equipos” 
innovadores y no de “personas” 
innovadoras. ¿Cree que la innovación 
siempre es un resultado de equipos, 
o hay alguien que en su opinión haya 
sido una “persona” innovadora?
TK: Aunque existen grandes aportes 
que una persona puede hacer al 
equipo, en un contexto de negocios 
se trata de equipos innovadores.  
Una persona que trabajaba en 
IDEO y que es ahora profesor 
en la Universidad de California 
dedicó un par de años a estudiar 
a Thomas Edison, quien en la 
historia de EE.UU. es considerado 
uno de esos “genios solitarios”. 
Aún en este caso, si estuviésemos 
realmente presenciando el proceso 
observaríamos que el resultado 
se trata del trabajo de un grupo, 
de varios colaboradores. Pero en 
realidad a los medios, por el simple 
hecho de contar anécdotas, les gusta 
referirse a él como un genio solitario.  
Nosotros en gran medida no creemos 
en el genio solitario, de hecho, 
tendemos a no contratar la clase de 
persona que quiere ser ese genio 
solitario. Ellos quieren obtener todo 
el reconocimiento, mientras que 
nosotros estamos convencidos de 
que todo lo que logramos hoy es el 
resultado de un gran equipo.
PwC: ¿Tiene un proceso que 
diferencie a esa persona que usted 
piensa que podría ser un “wildcat” 
(persona con experiencia práctica, 
que trabaja por su cuenta)?
TK: Gran parte de eso es una 
prueba, no lo sabemos hasta que los 
contratamos. Pero en la historia de 
nuestra firma no hemos contratado 
tantos extraños. Tendemos a conocer 
a la gente muy bien antes de que 
ingrese a trabajar, aprovechamos 
en gran parte al personal interno y 
tenemos un vínculo muy cercano con 
el mundo académico. 
Mi hermano, el fundador de nuestra 
firma, da cátedra en un Master de 
dos años de duración en Stanford, y 
en ese programa no existen apuntes 
ni exámenes. Dicho programa 
consiste en un aprendizaje basado 
en proyectos y, de esa manera, se 
observa a los estudiantes hacer 
proyectos durante dos años, lo cual 
da una muy buena idea de lo que se 
tiene y de lo que no. 
PwC: Una de las cosas que vemos 
en los procesos de educación formal, 
al menos en la Argentina, es que la 
creatividad básica que tienen los 
niños es generalmente “opacada” por 
la educación formal en la secundaria 
y en la universidad. ¿Cuál es tu 
opinión acerca de eso? 
TK: Bien, estoy completamente de 
acuerdo con ustedes en este tema
existe un problema que se remonta 
al sistema educativo. Creo que el 
sistema educativo que tenemos 
actualmente funcionaba muy bien en 
el siglo XX. Preparábamos personas 
para trabajar, ya sea en fábricas 
o como empleados de oficina, en 
puestos muy estructurados. 
Esto constituye una de las áreas de 
IDEO. Hemos comenzado a trabajar 
de a poco en sistemas educativos, 
ya que uno de nuestros objetivos 
es tomar parte de las enseñanzas 
que recibimos en los últimos 30 
años de nuestro trabajo y aplicarlas 
a los niveles educativos primario y 
secundario. Mi hermano ha enviado 
a su hija a una escuela muy creativa 
y progresiva y ha ayudado a crear 
un centro de innovación allí, muy 
similar a IDEO, para que los niños 
hagan cosas que desarrollen su 
creatividad e inventiva. Se trata de un 
aprendizaje creativo para fomentar el 
desarrollo del hemisferio derecho del 
cerebro, preparándolos para hacer un 
aporte creativo a las empresas a las 
cuales ingresen a trabajar algún día.
En IDEO mismo hemos creado un 
pequeño programa para estudiantes 
de escuelas secundarias al que 
llamamos “Boot Camp”, que 
dura una semana y enseña a los 
alumnos de escuelas secundarias 
a utilizar la parte derecha de sus 
cerebros, a reconocer patrones 
o modelos, a hacer rápidamente 
prototipos, ejercitar la ideación y el 
brainstorming.  
Sí, creo que es algo que nos interesa 
a todos en todas partes del mundo, 
ya que dicha habilidad establecida 
es aplicable a todos los empleos. Mi 
temor es que los empleos rutinarios, 
es decir, los empleos que utilizan el 
hemisferio izquierdo del cerebro, van 
a ir todos hacia China e India. 
PwC: Si bien aclara en su libro que 
una persona puede jugar un rol 
diferente en cada circunstancia o 
integrando diferentes equipos de 
innovación, ¿con qué tipo de persona 
se siente más identificado o qué tipo 
de rol juega con mayor frecuencia? 
En un reportaje que le hizo un diario 
inglés definió a Steve Jobs como un 
Director y a Bill Gates como un Cross 
Pollinator. ¿Cómo se definiría usted?
TK: El rol que yo más disfruto, el 
que encuentro más intrínsecamente 
gratificante, es el rol de antropólogo, 
aunque no tengo entrenamiento 
formal para ello. Lo descubrí muy 
tarde en mi vida. No tenía ningún tipo 
de apreciación de dicho rol hasta 
principios o mediados de los ’90, 
cuando trajimos personas a cumplir 
este rol en IDEO. 
Siento que estas personas son una 
fuerza innovadora clave para nuestra 
firma, ya que ven la necesidad 
latente, lo que el cliente no está 
pidiendo. Tenemos un muy buen 
grupo en IDEO llamado 0-20, que 
consiste en observar clientes desde 
los 0 a los 20 años de edad. Una 
de las anécdotas, por ejemplo, se 
dio cuando estábamos intentando 
diseñar un mejor cepillo de dientes 
para niños y enviamos un equipo 
para observar cómo los niños 
cepillan sus dientes. Notamos que 
los fabricantes de cepillos de dientes 
para niños en el mundo directamente 
no habían pensado en esto. 
Llevamos a cabo nuestra 
antropología, y el primer día 
descubrimos que los niños sostienen 
el cepillo de dientes de manera 
diferente a la que nos imaginábamos. 
Entonces, aunque sus manos 
son pequeñas, en lugar de un 
pequeño cepillo de dientes finito 
ellos necesitan un cepillo grande y 
grueso, porque lo toman con sus 
puños. ¡Correcto! Así, esa visión 
del antropólogo se traduce luego 
en lo que llamamos los “arquitectos 
experimentados”, las personas que 
diseñan cosas nuevas. Ellos dicen: 
“Necesitamos un cepillo de dientes 
grueso y maleable”.
 
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